A Juan Pablo Espejo la matemática le "sale fácil". Es más, antes de aprender a escribir ya sabía sumar y restar, y ayudaba a su hermana mayor con las tareas del colegio. Todavía no había entrado ni al jardín de infantes, pero ya sentía una atracción natural por esta ciencia. Un pequeño sorprendente.

Cuando comenzó el colegio se dio cuenta de que la matemática eran más que sumar y restar. Como él explica, "se trata de aprender a razonar". Y eso le gustó aún más.

Ahora cursa el sexto año en el colegio Sagrado Corazón y acaba de salir subcampeón nacional de la Olimpíadas "Ñandú", que se disputaron en Mar del Plata. Este logro se suma a su título de campeón regional, conquistado a principios de año en otra competencia y que compartió con su primo.

De todas maneras, Juan Pablo quiere ir por más y ahora se prepara para competir en en otras olimpíadas regionales, en la ciudad de Rosario.

¿Qué te dicen tus amigos? "Todos me felicitaron por Facebook cuando puse que había salido segundo", cuenta. Debió competir con 107 chicos de su nivel y eso no lo puso nada nervioso.

"Nos dieron tres problemas: uno que tenía una incógnita, otro de geometría y el tercero de probabilidades", explica Juan Pablo. Lo que se evalúa es el razonamiento que lo llevó al resultado. Porque, como él cuenta: "llegar al resultado todos pueden, pero sólo gana el que lo explicó mejor por escrito". Por eso, las matemáticas no sólo son suma y resta.

Herencia

Sus padres, Marcela Belmonte y Eduardo Espejo, afirman que esta facilidad que tiene su hijo viene de ambas partes de la familia. "Aunque más de su papá", dice Marcela con una sonrisa cómplice.

Ella cuenta que cada vez que Juan Pablo está por rendir un examen tienen una pequeña costumbre familiar. "Él siempre lleva un rosario y antes de entrar rezamos una oración", comenta la mamá, que es profesora de Literatura. Esta ayudita extra, al parecer, nunca falla porque a Juan Pablo le va muy bien.

Pese a todos los saludos y felicitaciones, Marcela destaca que hoy el conocimiento no está valorado como debería. "Hay muchos chicos que se destacan en otras áreas y de ellos no se sabe nada -remarca-. Las mismas Olimpíadas se hacen de química, filosofía y ciencias".